BIZNAGA MEXICANA
“Biznaga”
(Equinocactus platyacanthus), la biznaga es una especie endémica de México, es
decir, que sólo habita en nuestro país y en ningún otro lugar del mundo. Se
distribuye en el centro y norte del país. Su principal uso es la elaboración
del dulce cristalizado denominado “acitrón”, sin embargo, también es utilizada
como forraje y como planta ornamental.
Las biznagas han sido
un importante recurso vegetal desde tiempos prehispánicos. Se han encontrado
sus restos en excavaciones que datan de 6,500 años A.C. en cuevas de Tehuacán,
Puebla. Los aztecas nombraban a esta planta “teocomitl” o “huitznáhuac”: La
palabra “comitl” significa olla y “teo” significa divino. El “teocomitl” fue
utilizado como altar para sacrificios humanos. La palabra “huitznáhuac” usada
para describir a esta planta proviene de “huitzi” espina y “náhuac”, es decir,
“rodeada de espinas”. En el S. XVI la palabra huitznáhuac fue escrita por los
españoles como vitzinahuac, de la que viene el nombre castellano visnaga o
biznaga.
Desde la colonia y
hasta la fecha el acitrón es preparado en forma artesanal de la pulpa o tallo
de la biznaga. Este dulce es comercializado en ferias y mercados de todo
México. Además es ingrediente de importantes platillos mexicanos reconocidos
internacionalmente. Se utiliza en la preparación del tamal de dulce, la rosca
de reyes y los chiles en nogada. Dado que la extracción de la pulpa para la preparación
del acitrón mata a la planta, las poblaciones de biznaga han disminuido
considerablemente. La especie está considerada en peligro. En la Norma Oficial
Mexicana aparece como una especie con protección especial ya que aunque
presenta una amplia distribución en el centro y norte de México, sus
poblaciones son bajas debido al impacto de las actividades humanas.
La mayoría de las
biznagas se encuentran en las zonas
áridas y semiáridas que ocupan más de la mitad del territorio mexicano
(casi 100 millones de hectáreas). Las zonas áridas norteñas están representadas
por los desiertos de Chihuahua
(Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí y porciones de Durango, Nuevo
León e Hidalgo) y de Sonora
(Baja California, Baja California Sur, Sonora y una parte de Sinaloa). Por su
parte, en el centro del país hay una importante región árida que abarca los estados de Querétaro,
Oaxaca
y, particularmente, Puebla,
en la zona conocida como Tehuacán-Cuicatlán.
Al contrario de la
imagen carente de vida que se tiene de ellas, las zonas áridas y semiáridas son
lugares ricos en especies, a
pesar de la escasez de agua y de las temperaturas extremosas. En estos
ecosistemas las plantas crecen muy espaciadas y desarrollan eficientes maneras
de sobrevivir. La mayoría de sus características morfológicas y fisiológicas
están relacionadas con el uso eficaz del agua. Algunas escapan a la sequía
germinando y creciendo rápidamente sólo cuando llega a llover. Así, antes de
morir dejan semillas que germinarán sólo cuando las lluvias regresen. Las que
permanecen todo el tiempo soportan el clima ahorrando agua con sus hojas
pequeñas o transformadas en espinas, troncos y ramas suculentas, es decir,
capaces de almacenar grandes cantidades de agua resguardada por gruesas
cutículas para evitar la evaporación, y con extensos sistemas de raíces poco
profundas y raíces primarias muy profundas para alcanzar las aguas
subterráneas.
Las biznagas son plantas muy bien adaptadas
a la vida de estas inhóspitas regiones. Su forma esférica puede reducir al
mínimo la pérdida de agua por evaporación y conservarla en sus tejidos por la
disminución de la superficie transpiratoria. Asimismo, como el resto de los
cactus, las biznagas tienen flores
grandes, aromáticas y de vistosos colores que atraen a mariposas,
colibríes, murciélagos, abejas y abejorros que contribuyen a su polinización.
Sus frutos, tanto jugosos como secos, son alimento de reptiles, aves y pequeños
mamíferos que ayudan a la dispersión de las semillas. Crecen muy lentamente y
requieren de plantas “nodrizas” que les proporcionen sombra y humedad,
especialmente durante la germinación y sus primeras etapas de crecimiento.
Aunque para mucha
gente las biznagas son todos aquellos cactus más o menos esféricos, para los
especialistas las biznagas son sólo los cactus esféricos de los géneros
Echinocactus, Ferocactus y una especie del género Melocactus. En
México, la mayoría de las biznagas habita en los desiertos de Sonora y
Chihuahua y en algunas zonas de Hidalgo, Querétaro, Puebla y Oaxaca. Parece ser
que la palabra “biznaga” (acuñada en 1495) proviene del árabe bistinaga,
derivada del latín pastinaca, que significa “zanahoria”.
CAUSAS DE PELIGRO
Cuando los españoles llegaron a México, la rareza y hermosura de
los cactus los sorprendieron a tal grado que comenzaron a colectarlos y a
enviarlos a Europa, iniciando así un comercio que a lo largo de los años los ha
llevado a ser uno de los grupos de plantas más amenazados en nuestro
país. Pero no fue sino hasta el siglo XIX cuando esta actividad se
convirtió en una seria amenaza para las cactáceas, y el saqueo de plantas y
semillas de sus hábitats naturales ha sido constante y desmedido desde
entonces. Los coleccionistas ofrecen grandes sumas de dinero
por ellas, creando una enorme red de tráfico ilegal que
colocan a muchas especies en riesgo de desaparecer o amenazadas.
Los esfuerzos por rescatar y proteger a los cactus son
complicados debido a que se conoce muy poco de su biología, aunado al hecho de
que la mayoría presenta un lento crecimiento y tiene ciclos de vida muy largos.
Por otro lado, los desmontes para usos agrícolas o ganaderos, la extracción de
minerales y los desarrollos urbanos han perturbado los hábitat naturales de las
cactáceas en general. En estas circunstancias, diversas instituciones
gubernamentales y no gubernamentales, junto con varias universidades,
desarrollan estrategias de conservación encaminadas a la protección
y preservación de las cactáceas, tales como las áreas naturales
protegidas, la propagación y cultivo de cactus en viveros y el establecimiento
de una legislación que propicie su uso sustentable, adhiriéndose a la Convención
sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora
Silvestres (CITES).
Sin embargo, es claro que resulta indispensable hacer una amplia
difusión sobre esta problemática para involucrar al público en general en su conservación,
pues el futuro de muchas especies depende de nuestra capacidad para revertir el
proceso de saqueo y que el gusto por el colecciona miento de cactus deje de ser
una actividad destructiva para convertirse en el mecanismo que los proteja.
gracias, fue muy necesario para mi tarea!!! =) <3
ResponderEliminarhermosos sus cactus
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